Llevamos varias semanas con un proyecto que nos ha enamorado. Hace tiempo llegó a nuestras manos un escritorio muy especial. Se trata de una pieza que lleva en la familia muchos años. Cuando era pequeña recuerdo perfectamente ese escritorio en la habitación de mi primo. Siempre abarrotado de libros y papeles. Hace unos meses tuvieron que mudarse y salté sobre el mueble como un gatillo con las zarpas muy abiertas. Tenía muy claro que lo quería y que me lo iba a llevar, aunque tuviera que cargar con el mueble por las aceras de Madrid. Pero el problema aparece cuando llega a casa. Hay muchos proyectos en los que no tenemos miedo, ni reparo ninguno. Si algo no sale muy bien, siempre se puede seguir experimentando, probando, lijando, repintando… Pero cuando es una pieza a la que tienes mucho cariño y hay presión familiar de por medio… Ups! Resumiendo. Para nosotros ha sido un proyecto muy bonito, pero en el que hemos sufrido dudas constantes. Evidentemente, la primera siempre es ¿dejamos que se vea la madera o cubrimos? ¿respetamos un aspecto antiguo de la pieza o hacemos un cambio radical? Al final todo se fue colocando en su sitio de una forma natural. Fuimos a conocer la nueva colección de Sandberg, la marca sueca de papeles pintados, que distribuye en España Pepe Peñalver. Y ahí estaban las respuestas a todas las preguntas. Como ha sido un proyecto un poco largo os iremos dejando varios post para contaros paso a paso la limpieza, reparaciones, uso de la pintura y la elaboración de los tiradores, que hemos ido llevando a cabo. Para comenzar nuestro antes y después de un escritorio hemos elegido el papel porque fue el detonante del proceso de cambio de imagen. Os dejamos una imagen de cómo estaba el escritorio y otra de cómo lo hemos dejado.
¿Por qué papel pintado?
Para decorar la tapa del escritorio teníamos varias opciones: transfer, servilleta, decapados… Pero cuando vimos el papel con motivos en blanco y negro junto al papel con fondo amarillo entonces lo vimos claro. Sandberg mantiene un proceso de elaboración tradicional para sus papeles. Sus máquinas trabajan despacio para garantizar la máxima calidad en cada rollo, cuyos bordes son rematados a mano. A veces nos centramos tanto en el mueble que nos olvidamos de las paredes, pero en esta ocasión teníamos una combinación perfecta. Estos dos papeles nos ofrecían un proyecto muy moderno, divertido y capaz de dar mucho protagonismo al escritorio y a la pared, pero sin eclipsarse uno al otro. Además, las tramas de los papeles son tan variadas, que en un mismo rollo encuentras una enorme variedad de elementos. Para la tapa del escritorio, sin salirnos del mismo papel, teníamos al menos tres alternativas según el tramo que estuvieramos seleccionando.
Paso 1: Tomamos medidas
En el caso concreto del escritorio era importante tomar bien las medidas. El papel va a quedar justo en el borde y queríamos que quedara perfecto.
Un truquillo
Si véis que por lo que sea no habéis cortado bien el papel y no se ajusta al marco de madera o al fondo de la caja, una forma de disimular ese espacio que queda es pintar el fondo de un color que esté presente en el papel. En nuestro caso lo mejor es pintar de blanco la madera igual que el fondo del papel que hemos seleccionado. Os puede pasar con muebles viejos o cajas de madera que a pesar de ser muy minuciosos en la toma de medidas luego no case el papel. Aunque no lo parezca es frecuente que estemos trabajando con cajones, cajas o puertas que no son rectas. Puede que sea por la fabricación o simplemente por el paso delos años, que han hecho que la madera se deforme un poco. Puede que a simple vista no lo veamos, pero cuando tomamos medidas nos daremos cuenta que hay unos milímetros de más en alguna zona.
Paso 2: Seleccionamos el papel y cortamos
Como decía el papel blanco y negro que hemos elegido no es una trama contínua que se repite cada pocos centímetros. En realidad es un dibujo de un metro de largo más o menos. Así que dentro de ese metro de papel podemos seleccionar el dibujo que más nos guste. Como nuestro escritorio es más ancho que el papel vamos a emplear tres láminas: una hoja igual de ancha que el rollo y dos más estrechas, que van a ir a cada lado de ese trozo de papel que colocamos justo en el centro.
Si os fijáis en la foto, en la esquina de la izquierda, arriba, se ven las raices de un árbol. Justo en ese punto es donde está la transición entre una lámina y otra. Una vez que hemos elegido el dibujo que queremos para el centro, lo cortamos, y nos toca casar los extremos. Es tan sencillo como coger ese rectángulo de papel y con los bordes ir mirando en el resto del rollo de papel, dónde se encuentra la parte con la que casa. En nuestro caso, estuvimos buscando esas raices del árbol.
Para cortar el papel usamos siempre una regla metálica, un cutter y una madera, que no nos sirve para poder hacer los cortes rectos mientras no cortamos la mesa de trabajo.
Paso 3: Pegamos el papel
En este caso concreto aplicamos el pegamento sobre la madera con una brocha. Hemos empleado el pegamento para papel pintados de Ceys y una brocha de Nespoli. Es importante que cuando terminemos limpiemos muy bien la brocha. Este pegamento tiene base agua por lo que podemos meter la brocha debajo del grifo y no es necesario emplear disolventes. Pero hay que hacerlo pronto porque si el pegamento se seca… adiós brocha.
Truquillo
Cuando colocamos la lámina de papel sobre la superficie lo que hacemos es pegarla muy bien al marco de madera en la parte superior y desde ahí vamos presionando con la mano hacia abajo para dejarlo bien asentado. Pero si vemos que el papel es muy grueso podemos emplear un rodillo de goma como los que se usan para poner papel en las paredes. En este caso hemos echado mando de un rodillo de Nespoli, que nos sirve para quitar bolsas de aire, arrugas y que no se noten los cortes entre una lámina y otra.
Y para la pared, ¿qué hacemos?
Para combinar con nuestro escritorio blanco y negro hemos elegido un papel de Sandberg inspirado en las ilustraciones infantiles de Ylva Källstrom-Eklund, una diseñadora gráfica, que durante los años 50 y 60 creó una serie de cancioneros llamados Vära Visor. Con este nombre y respetando los diseños originales nace este papel, que nos pide atención. Hay que acercarse y ver en detalle la cantidad de elementos que llenan el fondo amarillo.
¿Qué os parece nuestro nuestro antes y después de un escritorio?
Antes de que nos digáis nada, lo sabemos… ¿qué pasa con los tiradores? Eso os lo contamos en breve. Ahora a disfrutar de estos papeles. Puedes ver las nuevas colecciones de Sandberg, que desde octubre están disponibles en Pepe Peñalver, pincha AQUÍ.
8 comentarios
Un cambio perfecto, me encanta el papel en blanco y negro escogido para forrar la tapa del escritorio.
Besitos!
La restauracion ha sido estupenda, Olga.
El papel es bellísimo y has acertado de pleno al elegirlo.
Besos
Un cambio espectacular. Me gusta ese papel en blanco y negro…
besos!! Helena
Hermosisimo y aunque no con papel, me dispongo a pintar un mueble que tengo parecido, no tan reliquia como este que está divino.
Abrazos.
Pues ya nos contarás cómo queda. Un saludo y gracias por visitarnos y dejar un comentario.
Precioso, el cambio me encanta y los papeles también, todo un acierto. Gracias por las explicaciones. Saludos
Hola soy patricia me acabo de registrar ,,soy muy de hacer manualidades pero quiero pintar mis muebles y algunos incluso ponerles papel,me encanta vuestro blog,un saludo…el resultado del escritorio ideal.
Muchas gracias por seguirnos. Seguro que haces unos proyectos fantásticos. Ya sabes dónde estamos para cualquier duda.